BUBONIS

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jueves, 28 de julio de 2011

DE ÚLTIMAS VOLUNTADES

"Lego la nada a nadie"
                             Jorge Luis Borges, "El Suicida"

"Pero sí desearía que mi corazón fuese depositado en Buenos Aires"
                                                                   José de San Martín,
                                                                 fragmento de su testamento.

Con Nikolai Bujarin concluyó la purga de los viejos líderes del partido. Stalin quería todo el poder, y la limpieza incluía incluso a los que estuvieran relacionados con aquellos a los que se quería sacar del medio. Padres, hijos, amigos y esposas. Anna Larina, mujer de Bujarin, no fue la excepción. Con su marido ejecutado, pasó más de veinte años en prisiones y campos de concentración.
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Noche tras noche, sus compañeras la veían, antes de irse a dormir, musitar algo en su cama. Pensaron que se trataba de algún tipo de plagaria. Pasaron cincuenta años, y recién en 1988, se supo qué decía Ana Larina cuando movía los labios, sin produccir sonido alguno en las noches de cautiverio. Cumplía con un encargo de su marido: repetía su testamento.
Bujarín, ante la inminencia del arresto, escribió: "A una futura generación de dirigentes", un texto de 600 palabras que le hizo aprender de memoria a Anna. Palabra por palabra. Anna cumplió con el pedido de su marido.
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Antes de la ejecución, a Bujarin le conceden un beneficio inusual para esos tiempos. Le permiten despedirse de su mujer. Él le pide que eduque a su hijo como un verdadero bolchevique, que luche por su reivindicación y que no olvide ni una sola palabra de su testamento para darlo a conocer cuando la situación haya cambiado. Anna Larina cumplió con la última voluntad de su marido. Difunduió su testamento, su mensaje. Ese que sólo conocía ella, porque esas cosas no se podían escribir. Anna Larina no olvidó ni una palabra.
Cincuenta años después, en 1988, pudo cumplir con el encargo. Al poco tiempo se desintegraba la Unión Soviética.
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El rey Gustavo Adolfo de Suecia se encuentra entre los optimistas. Redactó testamento recién a los 92 años. Su frase inicial: "Si algún día yo muero..."

Del libro. "Una Épica de los Últimos Instantes", Tratado de adioses, epitafios, estertores, suspiros, gestos postreros y palabras finales.  De Matías Bauso, Capítulo LVIII                            

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