BUBONIS

BUBONIS

lunes, 27 de febrero de 2012

BANDERA ARGENTINA

27 de febrero de 1812,


día en que se izó, por primera vez la
  
              Bandera Argentina



La bandera argentina fue creada por Manuel Belgrano el 27 de febrero de 1812, durante la gesta por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata; Belgrano tomó los colores de la escarapela que ya estaba en uso. 


Hace muy poco, se hizo una película, protagonizada por Pablo Rago, quien interpretó a Manuel Belgrano. Este es un fragmento donde se evoca el izamiento de nuestra Bandera, justamente 200 años atrás.


El 13 de febrero de 1812 Manuel Belgrano propuso al Gobierno la creación de una Escarapela Nacional, en vista de que los cuerpos del Ejercito usaban distintivos diversos. Cinco dias despues el Triunvirato aprobo el uso de la escarapela blanca y celeste, decretando: “Sea la escarapela nacional de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, de color blanco y azul celeste…”
El 27 de febrero de 1812 entusiasmado con la aprobacion de la escarapela, Manuel Belgrano diseño una Bandera con los mismos colores, enarbolandola por primera vez en Rosario, a orillas del Rio Parana. Alli, en las baterias Libertad e Independencia la hizo jurar a sus soldados. Luego, mando una carta al Gobierno comunicando el hecho. Este mismo dia, el Triunvirato le ordeno hacerse cargo del Ejercito del Norte, desmoralizado despues de la derrota de Huaqui.

Carta de Manuel Belgrano al Gobierno Superior de las Provincias del 


Rio de la Plata


Excmo. Señor:
En este momento que son las 6 y 1/2 de la tarde se ha hecho la salva en la Bateria de la Independencia, y queda con la dotacion competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnicion.
He dispuesto para entusiasmar a las tropas, y estos habitantes, que se formas en todas aquellas, y les hable en los terminos de la copia que acompaño.
Siendo preciso enarbolar Bandera, y no teniendola la mande hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional: espero que sea de la aprobacien de V. E.
Dios guarde a V. E. Muchos años,
Rosario 27 deFebrero de 1812.
Manuel Belgrano

La Bandera enarbolada por Belgrano en 1812 Segun el historiador Armando Piñeiro era blanca arriba, azul en medio y la ultima blanca, y fue Bernardino Rivadavia quien dispuso la inversión de las franjas. Las dos Banderas fueron encontradas en Bolivia, en 1883 la de Belgrano y en 1885 la de Rivadavia. Lo cierto es que la Bandera se la debemos a Manuel Belgrano, y en honor al el se festeja el Dia de la Bandera en el dia de su muerte, que fue el 20 de junio de 1820.
Universidad Nacional de Rosario

viernes, 24 de febrero de 2012

FRASES

Después que murió un ser querido, yo no estoy llamado a escapar del mundo. Al contrario, estoy llamado a meterme junto a él más adentro del mundo, como lo sugiere un bello y famoso texto de Chiara Lubich:

“ Este es el gran atractivo del tiempo moderno: sumergirse en la más alta contemplación y permanecer mezclado con todos, hombre entre los hombres. Diría más todavía: perderse en la muchedumbre para informarla de lo divino, como se empapa la migaja de pan en el vino. Y diría todavía más: hacernos partícipes de los designios de Dios sobre la humanidad, trazando sobre la multitud estelas de luz; pero al mismo tiempo, compartir con el prójimo la deshonra, el hambre, los golpes, las breves alegrías.”

Chiara Lubich, “El Fuego de la Unidad”, Ed. Paulinas, Bs. As. 1998
Del libro: “Para mejorar tu relación con los que han muerto”, Cap. 4: Distintos aspectos de tu relación con los que mueren, Puedo construir un mundo mejor; de Víctor Manuel Fernández, Ed. San Pablo 

viernes, 17 de febrero de 2012

¿QUÉ ES LA EMOCIÓN?

APÉNDICE A

Veamos, antes que nada, unas palabras sobre lo que yo entiendo por el término emoción, un vocablo cuyo significado concreto han estado eludiendo durante más de un siglo los psicólogos y los filósofos. En el sentido más literal, el Oxford English Dictionary define la emoción como «agitación o perturbación de la
mente; sentimiento; pasión; cualquier estado mental vehemente o agitado». En mi opinión, el término emoción se refiere a un sentimiento y a los pensamientos, los estados biológicos, los estados psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan. Existen centenares de emociones y muchísimas más mezclas, variaciones, mutaciones y matices diferentes entre todas ellas. En realidad, existen más sutilezas en la emoción que palabras para describirías.
Los investigadores todavía están en desacuerdo con respecto a cuáles son las emociones que pueden considerarse primarias -el azul, el rojo y el amarillo de los sentimientos de los que se derivan todos los demás— y, de hecho, ni siquiera coinciden en la existencia real de emociones primarias—. Veamos ahora —
aunque no todos los teóricos estén de acuerdo con esta visión— algunas de esas emociones propuestas para ese lugar primordial y algunos de los miembros de sus respectivas familias.

•Ira: rabia, enojo, resentimiento, furia, exasperación, indignación, acritud, animosidad, irritabilidad, hostilidad y, en caso extremo, odio y violencia.


•Tristeza: aflicción, pena, desconsuelo, pesimismo, melancolía, autocompasión, soledad, desaliento, desesperación y. en caso patológico, depresión grave.


•Miedo: ansiedad, aprensión, temor, preocupación, consternación, inquietud, desasosiego, incertidumbre, nerviosismo, angustia, susto, terror y. en el caso de que sea psicopatológico, fobia y pánico.


•Alegría: felicidad, gozo, tranquilidad, contento, beatitud, deleite, diversión, dignidad, placer sensual, estremecimiento, rapto, gratificación, satisfacción, euforia, capricho, éxtasis y. en caso extremo, manía.


•Amor: aceptación, cordialidad, confianza, amabilidad, afinidad, devoción, adoración, enamoramiento y ágape.


•Sorpresa: sobresalto, asombro, desconcierto, admiración.


•Aversión: desprecio, desdén, displicencia, asco, antipatía, disgusto y repugnancia.


•Vergüenza: culpa, perplejidad, desazón, remordimiento, humillación, pesar y aflicción.

No cabe duda de que esta lista no resuelve todos los problemas que conl leva el intento de categorizar las emociones. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con los celos, una variante de la ira que también combina tristeza y miedo’? ¿Y qué sucede con las virtudes ,cuando la esperanza, la fe, el valor, el perdón, la certeza y la
ecuanimidad, o con alguno de los vicios clásicos (sentimientos como la duda, la autocomplacencia, la pereza, la apatía o el aburrimiento)? La verdad es que en este terreno no hay respuestas claras y el debate científico sobre la clasificación de las emociones aún se halla sobre el tapete.
La tesis que afirma la existencia de un puñado de emociones centrales gira, en cierto modo, en torno al descubrimiento realizado por Paul Ekman (de la Universidad de California en San Francisco) de cuatro expresiones faciales concretas (el miedo, la ira, la tristeza y la alegría) que son reconocidas por
personas de culturas diversas procedentes de todo el mundo (incluyendo a los pueblos preletrados supuestamente no contaminados por el cine y la televisión), un hecho que parece sugerir su universalidad.
Ekman mostró fotografías de rostros que refl ejaban expresiones técnicamente perfectas a personas de culturas tan alejadas como los fore (una tribu aislada en las remotas regiones montañosas de Nueva Guinea cuyo grado de desarrollo se corresponde con el de la Edad de Piedra) y descubrió que todos reconocían las
mismas emociones básicas. El primero, tal vez, en advertir la universalidad de la expresión facial de las emociones fue Charles Darwin, quien la consideró como una evidencia troquelada por las fuerzas de la evolución en nuestro sistema nervioso central. En la búsqueda de estos principios básicos, yo opino, como Ekman y tantos otros, en que conviene pensar en las emociones en términos de familias o dimensiones, y en considerar a las principales familias —la ira, la tristeza, el miedo, la alegría, el amor, la vergtienza, etcétera— como casos especialmente relevantes de los infinitos matices de nuestra vida emocional. Cada una de estas familias se agrupa en torno a un núcleo fundamental, a partir del cual dimanan —a modo de olas— todas las otras emociones derivadas de ella. En la
primera de las olas se encuentran los estados de ámimo que, técnicamente hablando, son más variables y perduran más tiempo que las emociones (es muy extraño, por ejemplo, que uno esté airado durante todo un día, pero no lo es tanto permanecer en un estado de ánimo malhumorado e irritable desde el que fácilmente se activen cortos arrebatos de ira). Después de los estados de ánimo se hallan los temperamentos, la tendencia a evocar una determinada emoción o estado de ánimo que vuelve a la gente especialmente melancólica, tímida o jovial. Y, más allá todavía de esta predisposición emocional, están los francos desórdenes emocionales —como, por ejemplo, la depresión clínica o la ansiedad irremisible— en los que alguien se encuentra atrapado de continuo en un estado negativo.

Del libro: "La Inteligencia Emocional", de Daniel Goleman.

miércoles, 15 de febrero de 2012

LA COSA PERDIDA

Oscar 2.011 Mejor corto animado

PAÍS: Australia DIRECTOR Andrew Ruhemann, Shaun Tan
GUIÓN Libro: Shaun Tan MÚSICA Michael Yezerski

Es la historia de un jovencito que camina por la playa buscando cosas para su colección y encuentra algo extraño. Él se da cuenta que esa cosa está perdida y no la quiere dejar allí, comienza así a buscarle un lugar y una explicación. Pero nadie sabe nada ni puede cuidarla. Recorre y recorre hasta que encuentra el lugar justo para ella.Finalmente él se va y la cosa le está inmensamente agradecida.
Siempre podemos ser felices, siempre podemos hacer feliz al otro, si tan sólo nos ocupamos un poco y sólos nos damos cuenta qué necesita.
Maravilloso...


domingo, 12 de febrero de 2012

EL COLOR DE LA ARENA

Este es un cuento precioso, cuya autora e ilustradora se han abocado a un bien fundamental, que es la felicidad de los niños que sufren. El sentido y la dulzura y ternura con la que se narra la historia es atrapante, nos transporta a un mundo, para muchos, desconocido y casi imposible. Les hace conocer a muchos niños que su mundo no es el único, que hay otros lugares en donde niños como ellos no viven igual, que sufren mucho y que la mayoría, no tiene muchas posibilidades de un cambio. Pero este libro, deja en el lector una esperanza hermosa.



A todos aquellos que sufren
en campos de refugiados.

Mi agradecimiento a la Fundación Art and Life,
cuyo proyecto abre un camino de expresión,
a través del arte, para aquellos niños
de las zonas más desfavorecidas del planeta.


Dice mi abuelo que el mundo es muy grande.
Tan grande que si juntara todos nuestros rebaños mil veces aún quedaría espacio para muchos rebaños, mil veces como el nuestro.
A mí me gusta dibujar los rebaños en la arena.
Todos los camellos y las cabras tienen el mismo color en la arena. Pero yo sé que cada camello es distinto.
Que cada cabra es distinta.


Al atardecer, cuando encierro las cabras en el corral, sé siempre si falta alguna. Y sé cuál falta.
Lo sé por el color de cada animal y por el dibujo de su piel. Hoy he echado en falta a Nadjma.
Tiene una mancha blanca en la frente, en forma de estrella. En la arena puedo dibujar a Nadjma, pero no puedo pintarle de blanco la estrella..


Cuando pierdo a Nadjma en las dunas, vengo desde allí, dibujándola en la arena. Cada pocos pasos, me agacho y hago su dibujo con el dedo.
Y a su lado, el corral. Si ella ve mis dibujos, los sigue hasta volver al corral.
Eso si no se despierta el siroco y se me lo lleva.
Mi madre dice que las cabras no miran los dibujos de los niños en la arena. Pero yo sé que Nadjma sabe volver sólo porque sigue mis dibujos.


Nadjama tiene hambre. El resto del rebaño, también. Lo sé porque come cartones y papel que encuentra por ahí. Dice el abuelo que no recuerda una época de sequía como la de ahora. El abuelo es sabio, porque ha vivido muchos años y sabe muchas cosas.
A veces me cuenta historias que casi parecen imposibles de creer.


Cuenta que, cuando tenía mi edad, llevaba las caravanas de camellos hasta al mar. Pero eso fue antes de la guerra.
Una guerra que, según cuentan los mayores, nos sacó de nuestras tierras y dejó al abuelo cojo para siempre.
El abuelo dice que el mar es azul, yo nunca lo he visto. Pero lo he dibujado en la arena. Mi mar no es azul. Es el mismo color que las cabras y los camellos: del color de la arena. Dice también el abuelo que el día que yo vea el mar, podré pintarlo de azul, y que ese día seremos libres.


Yo sé cuando veré el mar. Pero me gustaría pintarlo de azul. Tampoco tengo lápices de colores.


Antes, había una caja en la escuela. Pero poco a poco los lápices se fueron haciendo chiquitos, hasta que no podíamos cogerlos con nuestros dedos.


No teníamos lápices, pero aún quedaba papel y yo aún hacía los dibujos con las cenizas. La cogía con brasero, sin que mi madre se diera cuenta.
Después de tomar el té, cuando ella recogía los cacharros, yo me acercaba y me llenaba los bolsillos de cenizas muy caliente. Alguna vez hasta llegué a quemarme.
Poco después se acabó también el papel entonces dejé de recoger cenizas para pintar.


Maima, la maestra, era la única que tenía un lápiz.
Era un lápiz extraño, muy grueso y de color blanco. Lo llamaba tiza.
Ella dibujaba con la tiza en la tablilla de madera y nosotros la teníamos que copiar en el suelo con un palito. Si no teníamos palito, lo hacíamos con el dedo.
Decía la maestra que si nos gustaba dibujar, También nos gustaría escribir.
-Los dibujos significan cosas y las palabras también.

Pronto aprendí a escribir. Mis primeras letras se las llevó el viento… Ese día, había tardado mucho  en dibujar mi nombre.
Con mucho cuidado, había trazado con el dedo mi nombre en la arena. ¡Estaba escribiendo! Quería que mi padre, mi madre, mi abuelo, mis hermanos y hermanas vinieran a ver mi primera palabra escrita.
Después de la clase, corrí alborozado a la jaima:
-¡Mamá , papá, abuelo!
¡Ya sé escribir, ya sé escribir!
Venid todos… ¡Mirad!


Y cuando llegaron, el viento se había llevado mis letras.
Mis primeras letras, mi primera palabra…
“Abdulá”, que es como me llamo.
Allí donde antes estaba mi nombre, sólo quedaban
Pequeños montículos de arena, uniformes, perfectos.
Ni rastros de mis letras. Me eché a llorar.
-¡El viento es un ladrón!

Ese día comprendí un poco al abuelo, cuando siempre me decía que en el desierto todo es efímero, fugaz.
-Hasta las estrellas, hijo mío.
Yo miraba al abuelo sin entender nada.
-Hoy hay sequía, y lloramos por querer lluvia.
Mañana vendrá la lluvia y lloraremos por las plagas de langostas, que arrasan todas las cosechas a su paso.
Y a mí me parecía que esa “mañana” nunca llegaba.


Yo he visto llover tres veces. Casi no me acuerdo.
Era muy pequeño la última vez que llovió.
Acostumbrado a las tormentas de arena, recuerdo que el agua me molestaba.
-Papá, ¿has visto alguna vez una plaga de langostas?
-Si, hijo, es casi peor que la sequía. Cuando el viento es favorable avanzan doscientos kilómetros cada día.
-Y si llueve, ¿llegarán hasta aquí las langostas?
-No creo, hijo. Aquí no hay nada que arrasar, ni nada que comer. En este árido desierto, no crece apenas nada. Vi plagas de langosta cuando estábamos en nuestras tierras.

Ahora, según el abuelo, estamos en tiempo de sequía. Hace años que no llueve. Ni por aquí, ni donde pastorea mi padre con los camellos. Papá pasa mucho tiempo fuera de casa, se va con otros hombres del campamento y sus rebaños y tarda meses en volver.
Dice el abuelo que se nos mueren muchos camellos porque no hay agua. Tienen que ir a pastar muy lejos. Tan lejos, que mueren de sed y de hambre por el camino. Yo no quiero que mi rebaño se muera.


Esta mañana he hecho otro de mis dibujos. Mi rebaño. Las cabras y los camellos, rodeados de cactus, de palmeras, de aloes, de acacias…
Hasta he dibujado un baobab en el centro.
-Eres bobo, Abdulá –se burla mi hermano-. Bobo, más que bobo. Eso que has dibujado no existe.
Pero yo sé que sí existe, me lo ha contado el abuelo.
Y me lo ha enseñado en su libro.
Dice que eso es un oasis. El abuelo es sabio.

Algún día,  verás todos esos arbustos y árboles juntos, y podrás pintarlos de color verde. Distintos. Ese día, Abdulá, ese día seremos libres.
Mientras no llegue ese día, mi oasis, como mi rebaño y mi mar, será del color de la arena.
En cuanto se despierte el viento de la tarde, sé que mi oasis color arena desaparecerá. Como desaparecen todos mis dibujos.
Se los lleva el viento.
Pero entonces haré otro dibujo: mi hermana mayor amasando el pan. O mamá preparando licor de dátiles.


Estoy dibujando en la arena, frente a nuestra jaima.
Llega la maestra y me sonríe.
Entra y habla muy rápido con mi madre.
No entiendo lo que dice. Poco después, sale precipitadamente y coge mi mano.
-Abdulá, tengo una sorpresa para ti. Ven. ¡Corre!
Tengo que dejar mi dibujo a medias. Me da rabia.
Sé que, antes de que se lo lleve el viento, mi hermanita pequeña lo pisará. Y ni siquiera se dará cuenta.

La maestra me ha llevado casi a rastras a la escuela.
En la puerta hay un camión.
No es el camión de siempre, el del agua.
Hay unas personas que no hablan en mi lengua.
Descargan grandes cajas.
La maestra ha abierto una de ellas y me ha enseñado su contenido.
-¡Mira, Abdulá! –exclama, radiante,-. ¡Papel!
¡Lápices de colores! ¡Fíjate, cuántos colores!
¡Y pinturas! Todo tipo de pinturas.
¡Libros y cuadernos y pinceles!, ¡y tijeras, y…!


En los ojos de Maima hay un brillo especial.
Yo no sé qué decir. Estoy fascinado. Una de las señoras me mira sonriente y me dice con acento extranjero:
-Me han dicho que te gusta mucho dibujar…
A partir de ahora tendrás siempre lápices de colores y papel.
¿Te apetece que dibujemos juntos?
Salgo de mi hechizo. ¡Tengo que ir corriendo a contárselo a mi abuelo!


Y mientras no llega ese día que el abuelo espera,
Pintaré de mil colores mi rebaño, mi oasis, mi mar…
¡Y muchas cosas más que ya no se las llevará el viento!
Aunque, por si acaso, seguiré dibujando en la arena.


Si Nadjma se pierde, siempre podrá volver al corral.
Eso, si no se despierta el siroco y se lleva mis dibujos del color de la arena.

Elena O`Callaghan i Duch
María Jesús Santos Heredero
Editorial Edelvives




Elena O`Callaghan i Duch, Nació en Barcelona (España). Es maestra, licenciada

 en Filología catalana, y en 

Filosofía y Ciencias de la Educación. Ha sido profesora de lengua y literatura, y

 editora y directora de colecciones de literatura juvenil. Como escritora ha 

cultivado diversos géneros y publicado unos cincuenta libros, algunos de ellos 

traducidos a otras lenguas.


WHITNEY HOUSTON



Su voz, única, su vida única también. Se apagó, a mi criterio, la mejor voz femenina. El dolor que vivió nunca opacó su maravillosa voz. 
Se va a los 48 años de vida, un 11 de febrero de 2012.

viernes, 10 de febrero de 2012

THE LONG AND WINDING ROAD

LAS EMOCIONES TOXICAS: DATOS CLINICOS

A pesar de algunas pruebas, la inmensa mayoría de los médicos siguen mostrándose renuentes a aceptar la relevancia clínica de las emociones. Si bien es cierto que existen numerosas investigaciones que demuestran que el estrés y las emociones negativas debilitan la eficacia de distintos tipos de células inmunológicas, no siempre queda claro que su alcance establezca algún tipo de diferencia clínica.
Pero el hecho es que cada vez son más los médicos que reconocen la incidencia de las emociones en el desarrollo de la enfermedad. El doctor Camran Nezhat, eminente cirujano ginecológico de la Universidad de
Stanford, afirma que «cuando una mujer a quien voy a intervenir quirúrgicamente me dice que tiene miedo, postergo de inmediato la
intervención», y luego prosigue diciendo «todos los cirujanos saben que la gente muy asustada no responde adecuadamente a una intervención quirúrgica, ya que tienden a sangrar en exceso, son más propensos a las infecciones y a las complicaciones y tardan más tiempo en recuperarse. Es mucho mejor, por tanto, que el paciente se halle completamente sereno».
Es evidente que el pánico y la ansiedad aumentan la tensión arterial y que, en consecuencia, las venas dilatadas por la presión sanguínea sangran más profusamente cuando son seccionadas por el bisturí del cirujano. El
sangrado excesivo —recordémoslo— constituye una de las principales complicaciones a las que se enfrenta toda intervención quirúrgica, una complicación que a veces puede terminar conduciendo hasta la misma muerte.
Es posible que los datos más convincentes al respecto procedan de un metaanálisis que revisa los resultados de 101 investigaciones llevadas a cabo con miles de personas. Este metaestudio confirma hasta qué punto resultan nocivas para la salud las emociones perturbadoras « y demuestra que las personas que sufren de ansiedad crónica, largos episodios de melancolía y pesimismo, tensión excesiva, irritación constante, y escepticismo y desconfianza extrema, son doblemente propensas a contraer
enfermedades como el asma, la artritis, la jaqueca, la úlcera péptica y las enfermedades cardíacas (cada una de la cuales engloba un amplio abanico de dolencias)». Las emociones negativas son, pues, un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad, similar al tabaquismo o al colesterol en lo que concierne a las enfermedades cardíacas. En resumen, pues, las emociones negativas constituyen una seria amenaza para la salud.
Habría que matizar, por último, que la presencia de una amplia correlación estadística no significa, en modo alguno, que todas las personas que experimentan estos sentimientos crónicos terminen siendo presa de alguna de estas enfermedades, pero la evidencia del papel que desempeñan las emociones es, con mucho, más amplia de lo que nos sugiere este metaestudio. Si prestamos atención a los datos relativos a emociones
concretas, especialmente a las tres principales —la ira, la ansiedad y la depresión—, no cabe la menor duda de la relevancia clínica de las emociones, aun cuando los mecanismos biológicos concretos mediante los
cuales actúan todavía no hayan sido completamente elucidados.

Del libro “La Inteligencia Emocional”, de Daniel Golleman; Cap. La Mente y La Medicina

miércoles, 8 de febrero de 2012

CUATRILLIZOS A PURA RISA

Este video, de una filmación casera,  me lo mostró mi hijo y realmente quedé asombrada por la situación pero lo más bonito es ver la felicidad de la mamá al ver a sus cuatro hijos reirse a la vez.
Es imperdible. Muy bonito.

martes, 7 de febrero de 2012

CUENTOS A BEATRIZ

Historias cercanas a cualquier niño o niña basadas en la imagen del ángel de la guarda. Estos personajes luminosos están siempre listos a ayudar a los pequeños a comportarse bien. Este volumen articula las historias de ocho de esos ángeles: uno distraído, otro miedoso, un tercero juguetón, aquel porfiado, otro aventurero.
Es un libro de la literatura chilena, apto para niños de un 3ª o 4ª grado.
A continuación se presenta la biografía de la autora, la Introducción del libro y su Prólogo, escrito por la misma autora.













lunes, 6 de febrero de 2012

ARTHUR RACKHAM




Nació el 19 de septiembre de 1867 en Londres. Cursó estudios en la Escuela de Arte Lambeth, especializándose en la ilustración de cuentos.  Se convirtió en un artista a los de 25 años. Fue  en 1896 en que empiza el estilo que lo hizo famoso, pero en la aparición de su Rip Van Winkle en 1905 con el que triunfó. Uno de sus mejores trabajos fueron las ilustraciones para los Cuentos de hadas (1812) de los Hermanos Grimm en 1909. También ilustró, Peter Pan en Kensington Gardens, de James M. Barrie, en 1906; Alicia en el país de las maravillas (1865), de Lewis Carroll, en 1907; Sueño de una noche de verano;  sus acuarelas, predominantemente en sepias y grises, son notables por la composición de los fondos. Fue miembro de la Société Royale des Aquarellistes, y master of Art Worker's Guild en 1919. Falleció el 6 de septiembre de 1939 en Limpsfield, Surrey.


Su trazo en la imágenes hacen de las ilustraciones un dibujo muy realista y soñado. Curvas, líneas, detalles, gestos, ponen en evidencia ilustraciones que nos transportan a un mundo de ensoñaciones y nostalgias. Puramente romántico y victoriano redondean su estilo, justo para la época.

Un sitio interesante: http://rackham.artpassions.net


Y mis favoritas...


Del libro "Peter Pan"


La niña y el árbol






"La noche antes de Navidad"





Chica junto al Arroyo




Undine




 El caballero tomó la hermosa muchacha en sus brazos y la llevó por el estrecho espacio donde el arroyo se había dividido de su pequeña isla,  de la costa.




Bertalda, de Undine



Otra parte de la madera, de Sueño de una noche de verano