Me encontraba en mi escritorio, en el aula, acomodando papeles, escribiendo notitas y demás quehaceres de la actividad diaria, en cuanto me doy cuenta que estaba hablando conmigo misma pero en voz alta.
Para salr con altura de esta situación, les dije a los chicos, esperando encontrar gestos comprensivos y sonrisas tranquilizadoras:
- Chicos, no crean que estoy loca porque hablo sola.
A lo que responden, conversando entre ellos:
(Marco) - Si, Seño, yo creo que estás loca.
(Vicky) - Yo también creo que estás un poco loquita.
(Mauricio) - Yo creo que está bastante loca.
(Agustina) - Yo no sé, lo tengo que pensar.
Sólo atiné a quedarme mirándolos para ver si se trataba de una broma.
Lo peor, es que no fue una broma.
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