BUBONIS

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lunes, 24 de enero de 2011

LÁGRIMAS

Ese profundo celeste que puso por encima con la mano derecha era el Cielo. Y levantó Dios la mirada y se extasió y hubo lágrimas de amor en sus ojos.


Y lloró.

Nunca sabremos qué pensó para llorar cuando vio el Cielo; tal vez recordó su temible falta de recuerdos y no lloró por una vieja memoria sino por no tener memorias viejas.

Pero aquí se detuvo y pasó al segundo día.

Y no durmió porque el Cielo era hermoso.

                                                                                       IV, Génesis
                                                            Daniel Herrenford, El Sueño de Dante

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