De Jimena Néspolo .
Ilustraciones de Marta Vicente
Del libro. "Niñas", de la colección PÍPALA
Jimena Néspolo. Nació en Buenos Aires. Es poeta, escritora,
investigadora del CONICET. En el año 2003 se doctoró en Letras en la
Universidad de Buenos Aires. Publicó los poemarios: "Papeles cautivos" y
"La señora Sh". Su ensayo "Ejercicios de pudor. Sujeto y escritura en la
narrativa de Antonio Di Benedetto" recibió en el año 2002 el Premio del
Fondo Nacional de las Artes. Compiló junto a su hermano Matías Néspolo
la antología "La erótica del relato". Escritores de la nueva literatura
argentina. Dirige la revista Boca de Sapo. Marta Vicente. Nació en
Mendoza y se licenció en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional
de Cuyo. Su trabajo artístico se ha desarrollado en diversas áreas
(pintura, grabado, objetos, libros álbum). Realizó numerosas muestras
individuales y colectivas, en salas de arte y museos de su país y del
extranjero. En el año 2003 la editorial Fondo de Cultura Económica, de
México, le otorgó el Premio “A la orilla del Viento” por su libro La cajita. En
el 2006 su libro Adelaida, editado en España por Brosquil, fue
seleccionado por la Internationale Jugend Bibliothek para integrar “The
White Ravens 2006” -que es la lista de los 250 libros mejores del mundo.
Actualmente vive y trabaja en Buenos Aires.
En un pueblito colombiano llamado Ciénaga hay
una plaza, y en el centro de ella, rodeada de rosales, alhelíes y malvones, hay un banco y junto al banco, está la niña-piedra.
Las personas no instruidas suelen creer que es solamente una estatua visitada por palomas. Sin embargo hay otras que piensan que esa niña, fría y muda, es fruto de un amor prohibido, que sus padres la encerraron en la roca para luego abandonarse en un río cercano a la misma suerte…
La niña-piedra no tiene nombre, nunca lo quiso. Todas las noches su corazón despierta y vaga sin demasiada tristeza por el pueblo. Es un fantasma hermoso, muchos lo han visto, alguien incluso, lo ha retratado. Lo curioso es que, siendo de día, la niña-piedra nunca está sola. Cada mañana, cada tarde o crepúsculo, una pareja de amantes la acompaña en su silencio.
Se sabe, se dice que la niña-piedra es protectora del buen amor.
Más información en: http://www.adrianahidalgo.com
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