De Ari Paluch
Un libro que transporta la mente a un espacio espiritual, en donde uno alivia sus penas recomponiendo las esperanzas. Es un libro puramente spiritual pero sin religión, un libro del alma y del corazón.
Fragmentos
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El proceso de salida del pequeño
yo dura toda la vida, siempre se aprende.
Principio Budista
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Sufrir o aprender
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Dios nos da todo el tiempo (medida de aprendizaje)para elegir entre su reino divino y el reino ilusorio del ego. Lo que es, lo que hay, no tiene nada de malo, aunque pueda resultarnos triste o injusto, lo que es tiene un propósito que debemos comprender. Es cierto que el sufrimiento nos resulta inevitable, pero también es cierto que salvo en contadísimas excepciones, como alguna tragedia personal, pocas cosas resultan más inútiles que el sufrimiento.
Cuando nuestras acciones no se alinean con la cronología universal, derrochamos el tiempo en hacer aquello que no es para nosotros, que no nos resulta y que termina por hacernos sufrir, hasta que nos damos cuenta y cambiamos el rumbo de nuestras acciones.
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Las palabras suelen disfrazarnos
lo que no somos, el silencio nos
desnuda tal y como somos.
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Palabras, palabras, palabras
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La quietud no es inmovilidad, en determinadas ocasiones la imposibilidad de aquietarnos es lo que paradójicamente nos paraliza, en la quietud encontramos las respuestas que revela el silencio (la voz de Dios) para que podamos entrar en acción. Así es como funciona, por contradictorio que parezca, en silencio encontramos las palabras y en la quietud hallamos la forma de hacer nuestro mejor movimiento.
Quien domina su mente ilumina su corazón, nuestras palabras más que hablar por nosotros y con otros, hablan de nosotros. La manera en que hablamos y las cosas que decimos muestran como nos sentimos. Hasta hoy muchas veces dijiste lo que sentías, desde hoy es importante que empieces a sentir lo que digas.
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