BUBONIS

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lunes, 24 de enero de 2011

PONER AL DÍA TUS RELACIONES ÍNTIMAS

Muchos testigos que han asistido a personas al final de sus vidas, llaman a la intimidad vivida en los momentos de gran sufrimiento “la inefable y misteriosa presencia de Dios”. ¿Te sientes tú capaz de reconocer esta presencia?


Andrés y Diana son amigos desde hace mucho tiempo. En el comienzo de la grave enfermedad de Andrés, establecen un pacto de sinceridad muy simple: Diana se compromete a visitar a Andrés, precisando claramente cuando podrá hacerlo. En momentos críticos, dejará que Andrés la llame para reunirse con él. Este, por su parte, se compromete a llamar a Diana por teléfono todas las veces que tenga necesidad de hablar y de decirle qué cosas lo ayudan y qué cosas le molestan. Luego de una visita de Diana, Andrés se siente agotado y con sueño; al mismo tiempo, siente la necesidad de la presencia de su amiga. “Deseo que te quedes”, le dice, “aún cuando no tengo energías para charlar”. Recogida, en silencio, Diana contempla a su amigo dormir. A veces, Andrés se despierta: se sonríen, sintiéndose unidos en un movimiento de comunión y conscientes del misterio de la presencia de Dios. Para Diana, estos momentos de comunión en silencio se convirtieron en un recuerdo inolvidable que fue un consuelo tras la muerte de Andrés.


Del libro: “Preparando el adiós, Cómo enfrentar dignamente el fin de la vida”, Cap. Vivir, Poner al día tus relaciones íntimas, de Jean Monbourquette y Denise Lussier – Russell

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