BUBONIS

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

MI CORAZÓN Y YO

Como cuando nací, la noche calmó la espera, dejando atrás las dudas e inquietudes y de pronto se hizo la luz, ya no había que esperar, ahora tenía que luchar y esforzarme por ser y por vivir.
Los días pasan y tal cual como en aquel momento siento que tengo que sobrevivir, a las adversidades, a las heridas, que a veces duelen y tiran, a los obtáculos, a la vida misma.
"Mientras tanto el tiempo transcurre", los días tiñen mi alma de un oscuro verde, que si bien es oscuro, siempre lleva consigo una esperanza.
Los días van golpendo despacito la piel gastada y fría de mi cuerpo.
No hay momento en el que me diga a mí misma: tranquila, el tiempo te ayudará a ser feliz, todo se ve con el velo negro de la tristeza y cuesta encontrar la grieta que permita pasar del otro lado par ver todo más claro.
Cuando cierro mis ojos, trato de ver un mundo feliz, sin tristezas y sin penas, trato de cerrarlos fuerte fuerte, como si fuera una niña que espera a Papá Noel, pero no, no llega nada aliviador. Las imágenes se suceden unas tras otras sin consuelo, sin piedad. Con cada una de ellas se vienen cuadros y palabras que formaron alguna vez momentos, mañanas, tardes, charlas, caminos... Puedo sonreir al construirlos en mi mente como reales, de este momento, como si el ayer volviera a mí, puedo vivir como tal cual esos días, puedo sentir que esos momentos  se arman al cerrar mis ojos.
Pero así, como un toque, mis ojos se abren y como si la luz me molestara, trato de entrecerrarlos para que no me lastime tanta realidad, pero poco a poco, voy dejándolos abiertos y acostumbrándome a vivir así, con los ojos abiertos, para no caer.
El corazón es un músculo, que si una no lo ejercita y lo deja casi sin latir puede olvidarse de mantener el ritmo natural. Siento que le pedí mucho a este corazón, son muchas cosas las que tuvo que manejar, quizás esté cansado, por ahí esté agotado de tener que latir y latir. Voy a dejarlo en paz, que se serene, que deje de sorprenderse frente a cosas que no valen la pena , que deje de excitarse ante situaciones que aparentemente sólo le afectan a él, que no suba su color en momentos de sublime soledad, voy a dejarlo reposar en estos días y él me dirá cómo se siente, así, solo, latiendo a ritmo regular, monótono, cual reloj antiguo y olvidado. Iremos construyendo entre ambos una fiel amistad, no nos ocultaremos nada, nos diremos la verdad y haremos un pacto: nada nos podrá hacer más daño, seremos felices, solos , él y yo, y si alguien quisiera venir a meterse entre nosotros dos, sólo le daremos lugar si nos acepta a ambos. Sólo si cuidara de mi corazón y de mí.
No puedo olvidarme del que siempre lo hizo y era tan cuidadoso de los dos, que no pudo cuidarse él, y se fue, sin pregonar su ida, sin sermones ni ceremonias.
Quizás haya en algún lugar  del planeta, el que esté dispuesto a cuidr de ambos, quizás lo envíen desde el cielo, quizás nunca lo pueda ver.

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