BUBONIS

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lunes, 24 de mayo de 2010

ENTRE LA MELANCOLÍA Y LA HISTORIA

En la Revista "ADN CULTURA", del diario La Nación, se publica y analiza una nueva antología de poesías, unidas como para celebrar este Bicentenario, en este caso de la poesía.
Aquí van unos fragmentos de la nota y unas poesías que me parecieron bellísimas.

Por Pablo Gianera

De la Redacción de LA NACION

Los mitos y epopeyas que fundan una nación no se cuentan ni se cantan en prosa. Que el libro canónico de la Argentina terminara siendo Martín Fierro de José Hernández (en lugar de Facundo de Domingo Faustino Sarmiento, como le habría gustado a Jorge Luis Borges) no abre solamente toda una línea ideológica sino también una opción por la poesía como género fundacional. Verdaderamente, la poesía precede a la prosa y sobreviene también después, cuando la prosa se revela incapaz o insuficiente para nombrar ciertas cosas.
Para el poeta Leopoldo Lugones, aquello que la prosa no podía nombrar ni constituir era justamente la patria.
Como todos los aniversarios redondos, los festejos por el Bicentenario de la Revolución de Mayo alientan consideraciones retrospectivas, arqueos de la cultura. En la literatura, esos balances tienden a realizarse materialmente en volúmenes antológicos. Para el Centenario, Juan de la Cruz Puig preparó su Antología de poetas argentinos . Cien años después hay ya por lo menos -el avance del año puede deparar todavía más- cuatro antologías de poesía argentina. Ante todo, el monumental libro 200 años de poesía argentina que el crítico Jorge Monteleone preparó para Alfaguara.
 
Poesía argentina



Era una tarde gris y seca...
Juan L. Ortiz

Era una tarde gris y seca.

Pero septiembre ya le daba
no sé qué gracia infantil: mejor, adolescente.
Qué aroma de niñez, de quince años vagaba?
Qué secreta nostalgia que quería azularse?

Septiembre, gracia alada
en la sequedad gris con varas finas...

Al final fue todo
una soledad celeste vago y arena.
Los niños, de qué mundo, jugaban a la ronda
sobre un fondo de islas de ceniza?

Un viento de ilusión hacía más pálido el polvo.



A mitad de la noche
Fabián Casas

Me levanto a mitad de la noche con mucha sed.

Mi viejo duerme, mis hermanos duermen.
Estoy desnudo en el medio del patio
y tengo la sensación de que las cosas no me reconocen.
Parece que detrás de mí nada hubiese concluido.
Pero estoy otra vez en el lugar donde nací.
El viaje del Salmón
en una época dura.
Pienso esto y abro la heladera:
un poco de luz desde las cosas
que se mantienen frías.


La modestia
Hugo Padeletti

es una virtud indirecta.

A diferencia
de la violeta
no tolera el abono.

Cautamente,
después de una sutura,
surge un tímido brote que requiere
otra poda, otra usura.

Después de la muerte

Héctor Viel Temperley

Después de la muerte,

alma mía,
no me lleves a pasear en coche
por esos aburridos domingos
de mi infancia.

Y cuidado, alma mía,
con la luz:
que no te vaya a prender fuego.
(Yo voy a ir sin manos
a tu lado.)

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