BUBONIS

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miércoles, 7 de octubre de 2009

En la Historia

 Beatriz Enríquez de Arana,  amante de Cristóbal Colón



Beatriz Enríquez de Arana, amante de Colón y madre de Hernando, fue una cordobesa de posición social humilde, hija de unos pequeños agricultores de las cercanías de Córdoba, Pedro de Torquemada y Ana de Arana. Huérfana muy joven, pasó a vivir con sus parientes a la ciudad, y aquí residía cuando apareció en escena un hombre que ofrecía a los Reyes la manera de llegar a las Indias por la ruta nueva del Atlántico.

Sólo Beatriz Enríquez debió sentirse generosa con el genovés. La hermosa, inteligente, joven y sensual mujer ante cuyos encantos sucumbió Cristóbal Colón. Con apenas 20 años Beatriz conoció a un Colón ya viudo, con un hijo de su anterior matrimonio. De ese ardoroso y breve idilio nacería Hernando, hijo ilegítimo del Almirante.


La condición jurídica de este niño era la de hijo ilegítimo o natural, nacido al margen del matrimonio por la Iglesia, lo que en esta época arrastraba graves inconvenientes legales al vástago, como la privación de ser heredero de bienes, honras, dignidades y honores que correspondieran a los padres.

En consecuencia, para que el pequeño Hernando, en lugar de apellidarse Torquemada, Núñez, Arana o cualquier otro nombre familiar o local --que en esto reinaba la anarquía más absoluta--, recibiera el muy ilustre de Colón, sobre todo después del glorioso triunfo de 1492, tenía que producirse una de estas dos circunstancias: a) que Cristóbal Colón se casara con Beatriz Enríquez, hecho que no sucedió y ningún historiador discute ya; b) que don Cristóbal legitimara a su hijo, lo que desde ese mismo momento le permitiría disfrutar de una posición social privilegiada, como hijo que era de uno de los nobles más importantes del reino después de 1492.

Con espíritu de vieja nobleza castellana o, más aún, de nobleza nueva y advenediza, lo plebeyo, el origen humilde era una mancha difícil de sobrellevar. Esta debe ser la razón por la que el Almirante del Mar Océano, Virrey y Gobernador de las Indias, convertido en uno de los principales nobles castellanos, nunca se casara con la humilde cordobesa Beatriz Enríquez de Arana. Y acaso por el mismo celo social, aunque resulte muy duro, casi nunca aludió don Hernando a su origen materno; sólo en un documento muy privado y restringido, recuerda a su madre y familia.
Ni el segundo Almirante, cumpliendo la orden de su padre, ni Hernando, como hijo suyo, se preocuparon mucho de Beatriz durante sus últimos años de vida, pues el mismo Diego reconocía que se le dejó de pagar  tres o cuatro años antes que muriese.
Beatriz Enríquez venderá a Juan Ruiz, canónigo de la catedral de Córdoba, dos casas de su propiedad.

Otra versión dice que:
 
Beatriz Enríquez de Arana (Santa María de Trassierra, Córdoba, 1467-1521), amante de Cristóbal Colón conoció al navegante en casa de unos parientes cuando ella tenía 20 años y él ya era viudo; aunque nunca se casaron, desde ese momento estuvieron ya siempre juntos. Sólo un año después (1488), nació Hernando Colón. Al partir Cristóbal en 1492 hacia América, dejó a todos sus hijos al cuidado de Beatriz, quien se esmeró en su labor hasta el punto de ser felicitada por Isabel la Católica.
Al morir Colón, le dejó su fortuna a esta mujer (Cristóbal Colón fue gobernador de las Américas, correspondiéndole un 10% de los beneficios de los viajes debido a las Capitulaciones de Santa Fe), e hizo que su primer hijo Diego la tratara como a su madre verdadera. Ella, sin embargo, nunca reclamó su herencia.


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