Buscar sin saber quién es y estar segura,
sin embargo, de reconocerlo.
Su nombre no tiene ninguna relación con su aspecto físico
Es muy bella, no babea,
no croa y no tiene verrugas.
Su piel no es verde, sino rosa encendido; y ella es de lo más dulce y refinado.
Vive en un palacio y no en un charco.
Anda en busca de su príncipe azul,
convencida de que se oculta tras el aspecto de un sapo.
No pierde la esperanza de encontrarlo y pasa lo mejor de su tiempo con los pies
en el cieno besando a todos los batracios que se le cruzan.
Según las últimas noticias sigue con los pies
en remojo y sola.
Su prima: la princesa Diplodocus.
La misma historia pero aún más triste, ya que
dificilísimo hoy día tropezarse con un diplodocus.
Besos:
No hay nada más dulce y más tierno que el beso de una princesa.
Es algo caro y precioso que se debe conservar bien guardado
en un tarro o en un rinconcito del corazón. Es ligero y vuela al menor
soplo. Es frágil, no soporta las corrientes de aire.
El beso de una princesa tiene el podr de transformar a los sapos
en príncipes y, a veces, al contrario. Sinónimos de beso son:
ósculo, besitín, piquito y morreo ( ¡este es muy feo! )
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