BUBONIS

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jueves, 18 de julio de 2013

YAYOI KUSAMA

Del 30 de junio al 16 de septiembre.
Yayoi Kusama. Obsesión infinita
Curadores: Philip Larratt-Smith y Frances Morris. 

Sala 5 (2º piso), sala 1 (planta baja) y fachada. 
Inauguración: sábado 29 de junio a las 19:00 

Yayoi Kusama. Obsesión infinita será la primera muestra retrospectiva en América Latina de la mayor artista japonesa viva. Organizada por Malba – Fundación Costantini, en colaboración con el estudio de la artista, la muestra presentará un recorrido exhaustivo a través de más de 100 obras creadas entre 1950 y 2013, que incluyen pinturas, trabajos en papel, esculturas, videos, slideshows e instalaciones. 

Curada por Philip Larratt-Smith (Vice Curador en Jefe, Malba, Buenos Aires) y Frances Morris (curadora de la retrospectiva de Kusama en la Tate Modern, Londres), la exposición presenta la trayectoria de esta artista que va desde el ámbito privado a la esfera pública, desde la pintura a la performance, del estudio a la calle. 

Yayoi Kusama nació en Matsumoto, Japón, en 1929. Después de un poético conjunto de obras semi-abstractas en papel que marcaron sus comienzos en los 40, Kusama creó la célebre serieInfinity Net (Red Infinita) a fines de los 50 y comienzos de los 60. Estas obras originalísimas se caracterizan por la repetición obsesiva de pequeños arcos de pintura que se acumulan en grandes superficies siguiendo patrones rítmicos. El traslado de Kusama a Nueva York en 1957, donde conoció a Donald Judd, Andy Warhol, Claes Oldenburg y Joseph Cornell, marcó un hito en su carrera artística. De la práctica pictórica pasó a las esculturas blandas conocidas como Accumulations(Acumulaciones) y luego a performances en vivo y happenings, claros exponentes de la cultura alternativa neoyorquina con los que ganó reconocimiento y notoriedad en la escena artística local. 

En 1973 Kusama volvió a Japón y en 1977 se instaló voluntariamente en una clínica psiquiátrica en la que reside desde entonces. A la marcada peculiaridad psicológica de su obra, se suma un amplio espectro de innovaciones formales y reinvenciones que le permiten a la artista compartir con un público amplio su singular visión, a través de los infinitos espacios espejados y las superficies obsesivamente cubiertas de puntos que le han dado fama internacional. En obras más recientes, Kusama ha recuperado el contacto con sus instintos más radicales en instalaciones envolventes y piezas que invitan a la colaboración, obras que la han convertido en la artista viva más célebre de Japón. 

En ocasión de la muestra, Malba publicará un volumen especial editado en español e inglés. El libro incluirá una sección de ilustraciones en color de las obras de la muestra, ensayos de Larratt-Smith y Francis Morris, y una cronología visual de la vida de la artista. 

También en el marco de la muestra, y como continuación de la colaboración lanzada con el libroProximidad del Amor de Tracey Emin, Malba y Mansalva editarán un libro con dos cuentos y una nouvelle escritas por Kusama, en su primera traducción al español por Anna Kazumi Stahl y su madre, Tomiko Sasagawa Stahl. 

Itinerancia 
Malba – Fundación Costantini, Buenos Aires 
30 de junio – 16 de setiembre, 2013 

Centro Cultural Banco do Brasil, Río de Janeiro 
12 de octubre, 2013 – 26 de enero, 2014 

Centro Cultural Banco do Brasil, Brasilia 
17 de febrero – 27 de abril, 2014 

Instituto Tomie Ohtake, San Pablo 
21 de mayo– 27 de julio, 2014 

Museo del Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México 
25 de septiembre, 2014 – 19 de enero, 2015 


Exposición realizada con la colaboración de Kusama Studio con el apoyo de IRB-Brasil Re y las galerías Ota Fine Arts, Tokyo, Victoria Miro Gallery, London y David Zwirner, New York 


Socios corporativos 
Citi | Consultatio 

Auspiciantes 
Mercedes-Benz | El Esteco | Paseo Alcorta 

Soporte tecnológico 
Samsung 

Medios asociados 
La Nación | Telefé 

Con el apoyo de 
Knauf | Blomberg | Blue | Stella Artois |Plavicon | Osde | Park Hyatt 

Buenos Aires 


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CLARÍN


Yayoi Kusama: “Hago mis obras para sobrevivir al dolor, al deseo de muerte”

POR MERCEDES PÉREZ BERGLIAFFA

La artista es tan famosa por sus excepcionales obras como por su traumática historia marcada por el abuso.
Curadores. Frances Morris y Philip Larratt-Smith./MARCELO CARROL

29/06/13
“Si no pudiera hacer arte me suicidaría”. La respuesta fue clara. Un escalofrío me corrió por la espalda al leer el email recién llegado desde Japón, ayer por la mañana. Lo enviaba la mismísima artista Yayoi Kusama, ese mito viviente que hoy –por primera vez en la región– inaugura una retrospectiva con sus obras. Se trata de Obsesión infinita, la muestra curada en conjunto por la inglesa Frances Morris, jefa de colecciones internacionales de Tate Modern, y el canadiense Philip Larratt-Smith, vice-curador en jefe del Malba, en donde se realiza la exposición. Y aunque la artista no viaje a nuestro país para la ocasión –tiene 84 años–, están sus obras, y mucho material documental que Kusama envió: fotos de su niñez, de sus años en Nueva York –mostrando sus performances y orgías en las galerías de la ciudad–, y fotos de su retorno –ya agobiada y enferma– a Tokio. Allí reside desde los años ´70, cómodamente instalada en el neuropsiquiátrico Seiwa.
Famosa en todo el mundo desde hace décadas por sus polémicas y extrañísimas obras, sin embargo Kusama es también muy conocida por su difícil historia personal. Ella misma la explica: nacida en una familia japonesa tradicional, de clase media provinciana, con una madre feroz que le hacía seguir a su padre cuando se iba con sus amantes geishas –para luego obligarla a describir las escenas de sexo presenciadas y descargar sobre ella la ira–, Yayoi quedó aterrorizada del sexo durante toda su vida y muy traumatizada desde pequeña. “Comencé a sufrir alucinaciones visuales y auditivas desde chica”, comenta la artista en “La red infinita”, su autobiografía. “Veía auras alrededor de los objetos o escuchaba hablar a los animales y plantas.” En el ´57 logró escapar del infierno con un viaje a los Estados Unidos. Entonces comenzó una nueva etapa. Esto, en la exposición del Malba, se ve claramente: la primera sala –con pequeñas pinturas abstractas sobre papel–, da cuenta de sus obras producidas en Japón. Pero a partir de la segunda sala comienza el intento de liberación. Primero, las pinturas son blancas, monocromáticas; segundo, los objetos domésticos se cubren de penes de tela, blandos. Cuarto: hay una instalación fúnebre, con un bote; está cubierto de penes de tela y naturalezas muertas plateadas. Quinto: por todos lados aparecen lunares. “Es parte de su práctica de “autoborramiento”, explica Larratt-Smith. “Cada lunar es un rostro en el Cosmos y expresa, para Kusama, un deseo de paz”.
Pero sin dudas, la obra fuerte de la muestra, esa inolvidable, esa que le va a comentar a sus nietos que alguna vez vio, es la instalación “Lleno del brillo de la vida”: una caja cerrada, a plena oscuridad, repleta de lucecitas semejando ser estrellas. Una galaxia.
Ahora sí, Kusama, desde Japón, responde: –Yayoi, usted siempre habla de sus traumas, de los abusos que sufrió en la infancia y de la muerte. ¿Cree en la felicidad? ¿Se siente feliz alguna vez?

–Me siento feliz cuando realizo mis obras, cuando escribo poesía y pinto cuadros. También me siento feliz cuando contemplo el cielo azul, observo el mar abierto o conozco personas maravillosas. Agradezco el momento en el que siento que puedo aportar algo a la sociedad y puedo comprometerme con ella como artista.
–Me gustaría saber si a pesar de ser tan famosa, admirada y querida por el público de todo el mundo, se siente sola.

–Sí, me siento sola todos los días. A pesar de haber luchado a través del arte durante varias décadas, me siento asaltada por una gran soledad cuando pienso que pronto llegará mi muerte, y que ése es mi fin como ser humano.
–Yayoi, ¿siente que es posible superar el dolor?

–Vengo pensando en suicidarme desde que era muy pequeña. Para salirme fuera de esa idea, es que trabajo en el arte. Hago mis obras para sobrevivir al dolor, al deseo de muerte; pero luego el dolor vuelve a mí una, y otra, y otra vez. Sigo, todavía, en ese proceso de repetición. Pero voy a mantenerme luchando, y voy a darme cuenta de que la lucha terminará, en un instante: sólo cuando me llegue la muerte.






















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