Es una de las esquinas más españolas de Buenos Aires. Puertas adentro, el Bar Iberia fue testigo del paso del poeta español Federico García Lorca, refugio para las tertulias y actor protagónico de las batallas entre franquistas y republicanos en plena Guerra Civil española. Hoy, 110 años después de su fundación, los vecinos y la colectividad española tendrán su fiesta popular.
El Bar Iberia, ubicado en Avenida de Mayo y Salta, fue declarado por la Legislatura porteña como "Bar Notable", una distinción que sólo cabe para aquellos bares que cumplieron un papel en la historia y cuya antigüedad y diseño arquitectónico le otorgan un valor propio. Y aunque fue declarado "Sitio de interés cultural" en el 2005, recién ahora quedará grabado en un placa.
El Bar Iberia, el segundo bar más antiguo de Buenos Aires después del Tortoni, fue abierto y reinaugurado en tres siglos distintos. Nació en 1897 con el nombre de "La Toja", fue reinaugurado en 1936 y acaba de ser remodelado. Las reformas buscaron conservar su valor cultural e inyectarle un espíritu de modernidad: si bien su fachada no puede ser alterada, se conservaron los baldosones, la estructura, se reformó la barra para que los parroquianos vuelvan a tomar café desde las banquetas y se rescató una cafetera que había estado arrumbada por los años. También, incompatibilidades al margen, se agregaron dos televisores de plasma.
Puertas adentro, todavía se conservan las imágenes en blanco y negro que remiten a una historia propia y ajena: entre 1936 y 1939, durante la Guerra Civil española, el Bar Iberia fue el punto de reunión de los republicanos. En la vereda de enfrente, el Bar Español — hoy una mole convertida en sucursal bancaria—, fue el bastión porteño del franquismo. La esquina fue una prolongación de lo que ocurría en el Viejo Continente: fue testigo de cada tumulto, de cada sillazo, de cada insulto entre ambos bandos cada vez que llegaban las noticias.
Pero la historia del Iberia no se agotó en los años de la guerra. El dramaturgo y poeta español Federico García Lorca frecuentaba el bar con amigos. Y por su cercanía con lo que fue el Teatro Avenida, solía ser una parada obligada de artistas, músicos y poetas.
El abanico abarcó desde lo artístico hasta lo político: como a una cuadra funcionaba el Comité central de la Unión Cívica Radical por esas mesas, que aún hoy se conservan, pasaron Hipólito Yrigoyen y Marcelo T. de Alvear. Un sinfín de anécdotas que hoy viven en sus muros.
Gisele Sousa Dias
Fotos: Franklin H. Romero
...y muy recomendable la torta de café para compoartir con los afectos...
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