De pronto el silencio,
sucumbe pero no derriba
el alma en blanco
y la razón a la deriva.
Das vueltas y vueltas
y el rumbo no viene,
los ojos se fijan
al horizonte perdido.
No hay soledades
que curen las almas,
olvidadas por las luces,
olvidadas por el día.
Si buscas y buscas
hallarás un solo camino
y verás las grietas
y verás la sangre
y verás la noche,
sentirás la soledad,
sentirás el aroma,
la desesperación del corazón,
que, al final,
sólo quería ser
en los latidos correctos.
Bañarás tus manos
en lágrimas suyas
tal cuales ruidosas
como el silencio del fondo.
No preguntas tu rumbo
sólo ves el suyo,
no te fijas en un ser
sólo eres tu ser,
sólo eres más que su ser.
Djarás en silencio aquella dolosa
y serás aturdida,
¡cuán grande es el vacío!,
no vuelves, no miras,
no anclas, no eres.
Y verás desde lejos
que eras igual, igual a todo
igual al mar, igual a la tierra,
igual, igual, igual, igual...
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