Casi como en un género paralelo, en una época tuvieron amplia difusión los antiepitafios. Esas breves piezas escritas para deshonrar al muerto (efectivo o potencial) satirizando el género. Borges y Bioy tenían aficción a ellos, era su medio favorito para reirse de sus contemporáneos. Los franceses también tenían la costumbre y la desarrollaron con una agudeza especial:
"Amigo francés, el príncipe que aquí yace, descansando / vivió sin gloria y murió orinando." ( epitafio para Antoine de Bourbon).
"Paseante, no llores mi muerte: / Si yo viviera, tú habrías muerto" (epitafio para Robespierre).
"Hizo el bien y el mal, / el bien lo hizo mal / y el mal lo hizo bien" (escrito para el cardenal Richelieu).
De "Una Épica de los Últimos Instantes", de Matías Bauso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario